No existe un tratamiento que funcione para revertir la enfermedad de Alzheimer, pero ser capaz de predecir quién está en riesgo puede ayudar a los investigadores a detectar intervenciones potenciales. La genética de la enfermedad y cómo puede ser detectada a tiempo han sido objeto de investigación en los últimos tiempos.
Ahora, existe evidencia publicada en la revista Neurology que señales de la enfermedad pueden encontrarse en el cerebro casi una década antes de que los síntomas, como pérdida de memoria, comiencen. En concreto, las imágenes a través de resonancia magnética revelan un encogimiento en áreas del cerebro que han sido previamente asociadas con la enfermedad de Alzheimer.
“Tan pronto como una estrategia de tratamiento, la cual sea efectiva, esté disponible, ser capaces de detectar personas que son normales pero tienen un gran riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer es muy importante”, dijo Leyla deToledo-Morell, profesora de neurosciencia en el Centro Médico de la Universidad Rush y autora senior de la investigación. “Esa puede ser la mejor población a tratar antes de que un mayor daño ocurra”.
La enfermdad de Alzheimer comienza como un leve deterioro cognitivo y puede tardar más de 10 años en derivar en una demencia clínica. Existen alrededor de cinco millones de personas en Estados Unidos con la enfermedad, y el número de cuidadores aumenta. Además de la pérdida de memoria y pensamiento desorientado, los pacientes pueden volverse violentos. Pero incluso antes de los síntomas iniciales, los cambios en el cerebro, como el descrito en el estudio, ya están están ocurriendo, dicen los científicos.
Los investigadores estudiaron dos grupos independientes de adultos cuyas funciones cognitivas eran normales, que no mostraban signos de demencia, cuando fueron escaneados por primera vez. Los participantes tenían edades de 65 años o más al comienzo de la investigación. En el primer grupo de estudio, ocho personas desarrollaron demencia tipo Alzheimer después de un promedio de 11 años, y 25 personas permanecieron sanos. El segundo grupo incluía siete personas que desarrollaron ocasionalmente Alzheimer, después de un promedio de siete años, comparado con 25 personas que no lo desarrollaron.
Los resultados de los escaneos cerebrales de ambos grupos indicaron que áreas cerebrales clave tendían a ser más pequeñas en las personas que desarrollarían Alzheimer casi 10 años después. Algunas de las áreas están relacionadas con la memoria, pero esa reducción no era lo suficientemente extensa como para afectar su memoria en el momento del escaneo cerebral. Del total de 11 participantes que comenzaron cognitivamente normales y tuvieron bajo grosor en la corteza en regiones cerebrales particulares, 55% desarrollaron demencia posteriormente.
“Estas personas que eran 'normales' en realidad no eran normales”, dijo deToledo-Morell. “Habían comenzado a mostrar la señal de la enfermedad. Sin embargo, cognitivamente aún no estaban afectados”.
Este estudio en particular observó la 'enfermedad de Alzheimer incidente', que difiere de la 'enfermedad de Alzheimer familiar', en que en esta última tiene genes asociados con ella. La enfermedad de Alzheimer familiar comienza a una edad mucho más temprana y afecta a una proporción más pequeña de la población.
A medida que los investigadores tratan de desarrollar tratamientos basados en indicadores tempranos como este, surge la pregunta:
viernes, 22 de abril de 2011
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