martes, 22 de marzo de 2011

Dietas ricas en proteínas: sus pros y contras

En un estudio sobre 17 hombres obesos, un equipo de Reino Unido observó que ese tipo de dieta producía ciertos cambios en el colon que, en el tiempo, podrían elevar el riesgo de desarrollar cáncer.

La investigación se concentró en los cambios inmediatos de ciertas sustancias derivadas del metabolismo y no en el riesgo de desarrollar la enfermedad. De modo que no prueba si las dietas ricas en proteína elevan realmente el riesgo de tener enfermedades intestinales.

Pero los resultados exponen la posibilidad, según afirma el equipo en American Journal of Clinical Nutrition. “La preocupación es que el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal aumente por la adherencia de largo plazo a dietas ricas en proteína y con bajo contenido de carbohidratos, en especial, de fibra”, explicó por e-mail el autor principal, doctor Harry J. Flint, de University of Aberdeen.

Ese tipo de dietas ayudan a los obesos a adelgazar y el equipo destaca que la obesidad es un factor de riesgo de una gran cantidad de enfermedades, incluido el cáncer de colon.

“Adelgazar tiene grandes beneficios para la salud”, dijo Flint. Aun así, agregó que hay que asegurarse de que el plan alimentario incluya cantidades adecuadas de fibra.

La alimentación rica en proteína durante meses y años, indicó el autor, puede enfermar el colon. Los resultados surgen de 17 hombres obesos que realizaron tres dietas cortas: un plan de una semana para mantener el peso; un plan alimentario de 4 semanas rico en proteína y con niveles moderados de carbohidratos, y una dieta de 4 semanas rica en proteína y reducida en carbohidratos.

La primera dieta, que aportaba 360 gramos diarios de carbohidratos, incluía cereales, huevo y tostada para el desayuno, un sándwich y una ensalada para el almuerzo, y pollo, pescado o soja, con pastas, para la cena.

La dieta reducida en carbohidratos, que aportaba 22 gramos diarios de carbohidratos, constaba de huevos y tocino para el desayuno, con almuerzos y cenas con abundante carne, pollo y pescado, junto con algunas verduras y queso. La dieta con el contenido de carbohidratos más moderado aportaba 181 gramos de carbohidratos por día.

Ambas dietas ricas en proteína aportaban menos de 140 gramos de carbohidratos por día. Al finalizar cada dieta, el equipo analizó muestras fecales de los participantes para medir ciertos subproductos metabólicos.

Durante las dietas ricas en proteína, se les elevaba los niveles de compuestos N-nitroso y otros metabolitos asociados con el cáncer. Y la dieta rica en proteína y reducida en carbohidratos les reducía las concentraciones de sustancias derivadas de la fibra que protegen del cáncer.

Para Flint, los resultados sugieren que hay que tener cuidados cuando se consume demasiada proteína y poca fibra durante períodos prolongados.

El equipo recomienda que las personas que quieren adelgazar se aseguren que consumir suficiente fibra. Los expertos recomiendan que los adultos consuman 28 gramos de fibra por día, aunque se desconoce si es suficiente para una persona que realiza una dieta rica en proteína. El equipo está estudiándolo.

Fuente: Reuters


miércoles, 16 de marzo de 2011

Nivel de Alerta Nuclear: ¿qué significa?


Los accidentes que desde el domingo se suceden en la central nuclear de Fukushima elevaron la alerta de la escala INES, instrumento que se usa en todo el mundo para establecer la información de los sucesos nucleares.

Según la escala de Agencia Internacional Atómica, los sucesos nucleares se clasifican en siete niveles.

El diario El Mundo detalló que del 1 al 3 se consideran “incidentes”, mientras que del 4 al 7 se habla de “accidentes” y cada ascenso de nivel en la escala indica que la gravedad de los sucesos es, aproximadamente, diez veces superior a la anterior.

Fukushima se encuentra en el nivel 7.

Uno por uno

Nivel 1. En este nivel se incluye la sobreexposición de una persona por encima de los niveles de radiación anuales reglamentarios. Problemas menores con componentes de seguridad. Y la pérdida o robo de fuentes radiactivas.

Nivel 2. Se incluye la exposición de una persona por encima de 10 milisievert o la exposición de un trabajador por encima de los límites anuales reglamentarios. Además, también se establecería el nivel 2 cuando haya niveles de radiación superiores a 50 milisievert a la hora en una zona de operación, contaminación importante dentro de una instalación, fallos importantes de seguridad, aunque sin consecuencias reales o el embalaje inadecuado de una fuente de radiactividad alta.

Nivel 3. Exposición 10 veces superiores a los niveles anuales en un trabajador, efecto no letal en la salud, por ejemplo quemaduras, contaminación grave en una zona no prevista, pérdida o robo de una fuente de radiactividad alta y error en la manipulación.

Nivel 4. Liberación menor de materiales radiactivos, una muerte por radiación, fusión de combustible o daño al combustible que provoca una liberación superior al 0,1% del inventario del núcleo, y liberación de cantidades considerables de materiales radiactivos dentro de una instalación.

Nivel 5. Liberación limitada de materiales radiactivos que requiere la toma de contramedidas, varias muertes por radiación, daños graves en el núcleo del reactor y liberación de importantes cantidades de material radiactivo en una instalación como ocurrió Windscale Pile en Reino Unido en 1957.

Nivel 6. Liberación importante de materiales radiactivos. Ocurrió en 1957 en la central rusa de Kyshtym. Este es el nivel en el que ahora se encuentra la central de Fukushima

Nivel 7. Liberación grave de materiales radiactivos con amplios efectos en la salud y el medioambiente, que requiere la aplicación y prolongación de las contramedidas previstas. Este es el caso de la catástrofe de Chernóbil en 1986.

Fuente: elmundo.es

domingo, 13 de marzo de 2011

Automedicación: ¿què peligros implica?

Ante un dolor de cabeza, una leve molestia muscular o un picor en la garganta solemos tomarnos, sin receta previa, algún medicamento que nos alivie estos síntomas. Y no hay que olvidar que son sustancias beneficiosas para la salud y eficaces en su función, pero, eso sí, siempre que se empleen adecuadamente, pues tienen aplicaciones específicas para tratar determinados síntomas, necesitan unas dosis correctas y tienen un ritmo y un tiempo de aplicación para que sean eficaces. Todas estas circunstancias hacen que la indicación y la utilización de los medicamentos deban ser realizadas por una persona experta, ya sea médico, farmacéutico o sanitario con conocimientos y experiencia suficientes para valorar la evolución de una enfermedad.

Además, no hay que olvidar que los medicamentos pueden actuar de forma diferente en unas y otras personas con más o menos sensibilidad o resistencia a ellos. Además, todos tienen efectos colaterales o secundarios. Por todo ello es importante recordar que la automedicación representa un grave riesgo para la salud. Tomar una medicina porque a alguna persona le sentó bien o porque se ha oído que 'es buena' para algo es un error. Los medicamentos son eficaces y beneficiosos cuando se utilizan bajo prescripción y control médicos. De lo contrario, pueden resultar peligrosos.

Los españoles gastan mucho dinero en automedicación, invertido, sobre todo, en analgésicos, antibióticos, antiinflamatorios y tranquilizantes. Todos ellos tienen riesgos para la salud si se toman sin control médico. Pueden dar origen a reacciones adversas, toxicidad, resistencias, reacciones secundarias no deseadas, intoxicación y, en algunos casos, se puede llegar a la dependencia.

Con analgésicos. El ácido acetilsalicílico (la aspirina), el paracetamol y el ibuprofeno son los fármacos que más se utilizan. Además de analgésicos son todos ellos antitérmicos. El dolor de cabeza, el dolor de espalda, el cansancio y los dolores articulares son las patologías que más demandan su uso. La aspirina tiene como riesgo principal la alteración de la mucosa gástrica (gastritis erosiva) con sangrado agudo. Además puede producir hipoglucemia y disminución de la coagulación de la sangre. Está desaconsejada en niños pequeños por el riesgo de potenciar el síndrome de Reye. Por su parte, el ibuprofeno también puede afectar al aparato digestivo, aunque en menor grado que la aspirina. Y la hiperdosificación del paracetamol puede alterar la función hepática.

Con antibióticos. Los errores más frecuentes en la automedicación con antibióticos son la duración del tratamiento y la indicación del mismo. La interrupción prematura del tratamiento (que debe durar al menos siete días) es un error habitual que da lugar a resistencias bacterianas, que perjudican al paciente y a futuros usuarios de ese mismo fármaco. El abuso en la toma de antibióticos sin indicación médica suele realizarse en los procesos febriles, que normalmente tienen un origen vírico, para los que no son efectivos y, por lo tanto, innecesarios.

Con antiinflamatorios. Son indicados normalmente para enfermedades reumáticas, traumatismos y dolores musculares y articulares. La mayoría de los antiinflamatorios tienen un efecto lesivo sobre la mucosa gástrica. El uso indiscriminado de estos preparados puede alterar el aparato digestivo, retener líquidos y alterar la función hepática renal. Su uso debe ser controlado y dirigido por un especialista.

Con tranquilizantes. Los medicamentos tranquilizantes, ansiolíticos y antidepresivos son algunos de los más utilizados. Su uso abusivo crea graves problemas personales y sociales. Producen dependencia cuando se toman por largo tiempo y sin control de un especialista, y pueden dar lugar a graves alteraciones del sueño, del comportamiento y de la personalidad.



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