miércoles, 17 de noviembre de 2010

La sexualidad en la tercera edad cómo se vive

La sexualidad es mucho más que la expresión de la genitalidad. Es una energía vital que nos acompaña durante toda nuestra vida y que se expresa de diferentes maneras según la edad. En las personas mayores la actividad sexual, no es entendida necesariamente como actividad orientada al coito, sino, en un sentido mucho más amplio; se trata del placer del contacto corporal global y la comunicación, así como la seguridad emocional que da el sentirse querido. Se debe aceptar que la sexualidad en la tercera edad responde al puro deseo de sentir placer, de gozar, de abrazarse a otro cuerpo, de amar. Probablemente la comunicación sensual, la ternura y el afecto, las caricias y los juegos sin prisas, presiones o agobios, sean la clave en la que se articule una nueva manera de acercarse al sexo en la vejez.

Cuando las energías sexuales no son transmutadas ni se usan en forma normal, empleándolas en actividades sanas, su represión produce, con frecuencia desordenes corporales y emocionales.

Respirar, meditar, conversar en forma confidencial, el análisis o el autoanálisis pueden contribuir a aliviar el peso emocional y desahogar lo que está trabando en lo corporal. La tranquilidad y el sentirse a gusto son esenciales en una relación amorosa porque cuando no hay apuro y tensión, la pareja queda satisfecha.

Debemos tratar en lo posible de disminuir el sentimiento de culpa asociado a las practicas sexuales, por parte de algunos ancianos y ancianas. Por haber sido criados en una época en que el tema de la sexualidad era tabú, muchos de los adultos mayores actuales no consultan por disfunción sexual, sumado esto a la creencia de que sus problemas se deben exclusivamente a la edad.

Es necesaria una educación sexual por parte de la población en general, lo cual redundará en beneficio de las personas de la tercera edad al desmitificar los prejuicios y las actitudes injustas, creando una conciencia de apoyo, solidaridad, y aceptación del anciano, que le permita su integración social evitando la patente
descriminación de la que se es objeto


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sábado, 13 de noviembre de 2010

Endometriosis e infertilidad

Malestar generalizado, dolor abdominal sin causa aparente, cambios de estado de ánimo, dolor en las relaciones sexuales, fatiga o falta de vitalidad son algunos de los síntomas que caracterizan a la endometriosis, enfermedad responsable de un 20 por ciento de las causas de infertilidad femenina.

Definida por la presencia de tejido endometrial (mucosa que recubre el interior del útero) fuera de lugar, en órganos como la vejiga, los ovarios o los intestinos, esta patología afecta aproximadamente a un millón de argentinas.

Hasta el momento, se desconoce si los factores que la desencadenan son de origen genético o medioambiental, aunque se estima que el riesgo de padecerla aumenta cuando los ciclos menstruales son muy cortos o muy largos.

En ocasiones, los síntomas suelen confundirse con el síndrome premenstrual agudo, lo que demora la consulta con un especialista. De hecho, un gran número de mujeres es diagnosticado cuando busca quedar embarazada y no lo logra.

Ahora bien: ¿por qué produce infertilidad? Este desorden provoca una inflamación de los tejidos y la liberación de factores bioquímicos que interfieren en la maduración del óvulo, la ovulación y la fecundación. Por otro lado, es posible que se generen adherencias en la región mucosa de las trompas y en la superficie de los ovarios, lo que puede generar que el óvulo no sea recogido correctamente por la trompa.

Otra de las posibles alteraciones que genera está relacionada con el sistema inmonológico, ya que este puede reaccionar contra el endometrio fuera de lugar, interpretándolo como extraño y así, impedir el anidamiento del embrión en el útero.

Es importante tener en cuenta que la endometriosis no siempre deriva en la imposibilidad de tener un hijo. Un diagnóstico precoz y la consulta con un especialista en reproducción son condiciones necesarias para trazar una estrategia terapéutica que contemple el uso de técnicas de fertilización asistida, según el caso.

Extirpación quirúrgica, tratamiento hormonal y/o medicamentoso para la remisión de los síntomas son algunas de las opciones disponibles. Luego, dependiendo de la edad de la mujer, es posible encarar un procedimiento de estimulación para realizar una inseminación


jueves, 11 de noviembre de 2010

Células madres en el tratamiento de la diabetis

La diabetes Melitus tipo I, o diabetes juvenil, es una enfermedad autoinmune, en donde las células de la inmunidad atacan al páncreas, que es el órgano que produce insulina.

El ataque al páncreas precede en meses o años a la presentación de los síntomas de diabetes.

Cuando aparece la primera glucosa alta, sólo queda un remanente pequeño de células, lo que lleva al tratamiento con insulina inyectable como única opción.

La diabetes del adulto, o tipo II, es la más frecuente y depende en la mayoría de los casos de los hábitos alimentarios y del sedentarismo.

Ambas formas de la diabetes están siendo tratadas en el mundo con la combinación de la medicina orthomolecular y las terapias de células madres.

En la actualidad hay muchos trabajos de investigación publicados. Por ejemplo, en octubre de 2010, en el Departamento de Clínica Médica de la Escuela de Medicina de Ribeirao Preto, en San Pablo, Brasil, se vio la utilidad de las células madres como inmunomoduladores, es decir, las células madres disminuyen la agresión del sistema inmunológico antes de que destruyan a las células productoras de insulina, en casos de diabetes tipo I, preservando una mayor cantidad de las mismas y disminuyendo las complicaciones a futuro.

¿Qué son las células madres? Son células que se pueden diferenciar a cualquier tejido u órgano y viven en el cuerpo adulto para reparar tejidos dañados, es algo normal ante una injuria o inflamación del cuerpo, allí están ellas, para regenerar ese tejido.

Se puede encontrar en la medula ósea, la parte del hueso que produce la sangre, también hay en el tejido graso y en todo el sistema circulatorio del organismo.

¿Cómo se usan las células madre para tratar la diabetes?

El tratamiento específico de transplante autólogo consta de sacar células madres del propio paciente y ponerlas concentradas en el torrente sanguíneo, ellas tendrán las señales bioquímicas del órgano que las necesita. Sus usos son muy variados, desde la diabetes hasta la artrosis.

Actualmente se está evaluando la posibilidad de usar el transplante autólogo, o sea células madres del propio paciente, para estimular la regeneración de células beta embrionarias que se encuentran en el páncreas.

Hasta ahora las mayores ventajas que se tuvieron de este transplante autólogo fueron en pacientes con diabetes tipo II.

Lo impactante que se comprobó en la clínica fueron las mejoras de las complicaciones vasculares de la diabetes tipo II como la disfunción eréctil en hombres diabéticos de larga data y el daño renal inicial, medidas por análisis como la Microalbuminuria (proteína de la orina) que denota el toque renal de la diabetes y la proteína C reactiva ultra sensible, que manifiesta el daño de la pequeña red vascular, ya sea de la retina, los pies o el pene.

La diabetes tipo II, o diabetes del adulto es la más frecuente de observar como complicación de la obesidad visceral.

La epidemia de obesidad genera una epidemia de diabetes tipo II, que se puede prevenir, cambiando los hábitos alimentarios, controlando la compulsión por los hidratos de carbono y utilizando nutrientes como la beta alanina o la carnosina, que disminuyen la entrada de sustancias toxicas a la célula.

En esto se luce la medicina biomolecular que lleva a equilibrar la química cerebral para que se pueda gobernar lo que se come, cosa primordial para todo tipo de tratamiento en diabetes.

Por otro lado es fundamental preparar al paciente que va a recibir este tipo de tratamiento con la suficiente cantidad de antioxidantes, que aseguren que las células no entrarán en un cuerpo que las pueda matar rápidamente. Esto puede ocurrir si el paciente tuviera una diabetes descompensada o un proceso inflamatorio donde se produce un estrés oxidativo que mata las células injertadas.

Igualmente ocurriría si el paciente come desproporcionadamente en cantidad y calidad o si estuviera con mucho stress emocional.

Toda esta preparación previa corresponde a la medicina biomolecular, que lleva al paciente a un estado de equilibrio antes de que reciba las células madres



martes, 9 de noviembre de 2010

El embarazo y los analgésicos

La investigación halló que las mujeres que consumían una combinación de más de un analgésico leve durante la gestación presentaban un mayor riesgo de dar a luz a varones con testículos no descendidos. Se sabe que esta condición, llamada criptorquidia, es un factor de riesgo de baja calidad del semen y de un aumento del peligro de padecer cáncer testicular a futuro entre los varones.

El estudio reveló que el riesgo de criptorquidia en el bebé aumentaba especialmente en el segundo trimestre de embarazo, es decir entre el cuarto y el sexto mes de gestación. Investigadores de Finlandia, Dinamarca y Francia, cuyo trabajo fue publicado en la revista Human Reproduction, dijeron que se requieren más estudios con urgencia y aconsejaron a las embarazadas reconsiderar el uso de analgésicos.

“Las mujeres quizá quieran intentar reducir su uso de analgésicos durante el embarazo”, dijo Henrik Leffers, del Rigshospitalet de Copenhague, quien dirigió el estudio. “Sin embargo, como biólogos esto no es algo que podamos recomendar a las mujeres. Por lo tanto, aconsejamos que las embarazadas busquen asesoramiento de su médico”, añadió.

Según el equipo de Leffers, más de la mitad de las mujeres embarazadas de los países occidentales informan consumo de analgésicos leves. Los médicos de la mayoría de los países generalmente indican que las mujeres deberían evitar el consumo de medicinas durante el embarazo, aunque el paracetamol, el ibuprofeno y la aspirina son considerados seguros para algunos casos y en cierto momento.

Estudios en naciones desarrolladas demostraron que los recuentos de esperma han disminuido alrededor de un 50 por ciento en el último medio siglo.

Este estudio observó a dos grupos de mujeres, 834 de Dinamarca y 1.463 de Finlandia, que fueron consultadas sobre su uso de medicinas durante el embarazo. Sus bebés varones fueron examinados al nacer por cualquier signo de criptorquidia, desde una forma leve de la condición, en la cual los testículos se ubican en la parte alta del escroto, a una forma más severa, en la cual se ubican en el abdomen.

El estudio se vio respaldado por el trabajo de científicos en Dinamarca y Francia que estudiaron a ratas y hallaron que los analgésicos generaban un suministro insuficiente de la hormona masculina testosterona durante un período crucial de la gestación, cuando están en formación los órganos masculinos.

Estos investigadores indicaron que el efecto de los analgésicos sobre las ratas era comparable con el que causan dosis similares de ftalatos, un grupo de compuestos químicos utilizados en la fabricación de plásticos como el PVC.

Los resultados del estudio en humanos mostraron que las mujeres que consumían más de un analgésico simultáneamente tenían un riesgo siete veces mayor de dar a luz a bebés con alguna forma de criptorquidia, comparado con las embarazadas que no tomaban nada.

El segundo trimestre pareció ser un momento de particular sensibilidad, dado que el uso de más de un analgésico a la vez en esta etapa de la gestación aumentaba el riesgo unas 16 veces.