Una investigación realizada en Turquía demostró que no sólo la buena función sexual de los hombres depende del flujo sanguíneo en los genitales, sino también la de las mujeres. Los problemas sexuales de la mayoría de ellas con la excitación y la respuesta sexual se deben a un flujo insuficiente en el área genital, asegura el estudio.
Omer Faruk Karatas, de la Universidad Faith, en Ankara (Turquía), es el autor principal del trabajo y destacó que practicar ejercicio de forma regular puede contribuir, y mucho, a mejorar el flujo sanguíneo en el clítoris y potenciar así la función sexual femenina.
“Este es el primer estudio que compara a atletas de élite y mujeres sanas respecto a la función sexual y el flujo sanguíneo del clítoris. El objetivo era evaluar los efectos de practicar ejercicio de forma regular en ambos grupos”, dijo Faruk al diario El Mundo.
El clítoris es un “órgano eréctil que contribuye significativamente a la función sexual, especialmente durante la excitación y las distintas fases del orgasmo. Las medidas de su flujo sanguíneo con ultrasonido doppler (técnica especial que evalúa la circulación de la sangre a través de los vasos sanguíneos) se están llevando a cabo frecuentemente con el fin de establecer la función o la disfunción sexual femenina, por ejemplo tras el consumo de medicación o de una cirugía de genitales”, declaró el director del ensayo.
Por este motivo, los científicos llevaron a cabo la prueba en 25 jugadoras de handball y voleibol de entre 20 y 45 años, sexualmente activas, que practicaban ejercicio regular (un mínimo de cuatro horas al día). A todas ellas las compararon con otras tantas mujeres sanas, con la misma media de edad, que realizaban dos horas de deporte a la semana, según publicó Journal of Sexual Medicine.
Además de realizar la prueba doppler a todas las integrantes del estudio, los científicos llevaron a cabo un cuestionario que evaluó la función sexual y que tiene en cuenta entre otros aspectos, el deseo, la lubricación, el orgasmo, la satisfacción, entre otros aspectos.
“Nuestro estudio demuestra que, efectivamente, el ejercicio regular incrementa el flujo sanguíneo en el clítoris”, destacó Faruk Karatas, a lo que se suma que las atletas confesaron tener una mejor función sexual que las mujeres sanas del trabajo.
miércoles, 29 de febrero de 2012
miércoles, 15 de febrero de 2012
Impactos que pueden alterar el funcionamiento normal del organismo
El estrés, los conflictos y el dolor ante pérdidas son algunos de los impactos que pueden alterar el funcionamiento normal del organismo e incluso producir artritis, infarto agudo de miocardio y otras condiciones graves. Cómo mantener el equilibrio y generar “emociones sanas”
Millones de personas sienten ira, estrés, angustia o dolor a diario. Lo que muchas veces no se tiene en cuenta es que estos estados, además de alterar el humor y el ánimo de quien los padece, son capaces de despertar o desencadenar condiciones potencialmente graves, desde una gastritis hasta un infarto. Así lo afirmó el doctor Arturo Agüero (MN 31603), médico psiquiatra e investigador del campo de la Medicina Psicosomática, autor del libro Emociones que enferman.
Si bien desde hace tiempo se clasificaron a ciertas enfermedades como “psicosomáticas”, es decir, con un componente psíquico y emocional importante, el autor propone una visión aún más profunda, en donde habla de un proceso de “autodestrucción” por lo común inconsciente, que puede culminar en una enfermedad que se manifiesta en lo físico.
Agüero, quien se desempeña como consultor en el Centro Integral de Nefrología y Trasplantes (CINT DAOMI), donde fue muchos años Jefe de Equipo de Psicopatología, subrayó que “el cuerpo se expresa, y lo que no se dice con la voz, se dice con el síntoma. Muchas enfermedades se relacionan con el estrés, con los conflictos. En el caso del infarto agudo de miocardio (IAM), muchos tienen como antecedente una gran carga emotiva. Otras son la artritis reumatoidea, las gastritis y enfermedades del aparato digestivo, que ya la clínica médica considera como psicosomáticas. El colon irritable, muchas alergias, enfermedades de la piel (eccema, dermatitis y otras), el lupus, el vitíligo, las enfermedades cerebrovasculares, la hipertensión arterial, la migraña de causa psíquica (jaqueca), la fibromialgia y hasta algunos casos de diabetes tipo 2 tienen una marcada relación con lo emocional“.
“La ira y el odio son factores de producción de muchas enfermedades, como agresividad vuelta hacia el interior”, afirmó el especialista, para quien “otros elementos que inciden son la sobreadaptación, el conflicto y el estrés, capaces de perturbar al organismo en diverso grado”.
En cuanto a las enfermedades autoinmunes, si bien no son consideradas psicosomáticas, cuentan con el antecedente de una fuerte carga emocional. Agüero incluye al cáncer (no todos) y a la enfermedad de Alzheimer (no todas) en este grupo, como una concepción “muy avanzada” dentro de la medicina.
La autoinmunidad ocurre cuando el organismo se ataca a sí mismo (= autodestrucción), y en estas enfermedades autoinmunes siempre existen detrás situaciones de muertes y/o pérdidas importantes no elaboradas, fracasos, estrés, cuadros de violencia, guerra o situaciones de prolongado dolor y sufrimiento, traumatismos violentos y no violentos, etc. Cada vez hay más enfermedades autoinmunes y se ignora el por qué, lo que hace pensar en una sociedad con más posibilidad de daño, puntualizó el médico.
La autodestrucción define la tendencia de un proceso –no muchas veces claro y casi siempre inconsciente- que produce un cambio en todo el cuerpo por el que se va destruyendo su propia organización. “No estoy afirmando que el cáncer tenga un origen determinado y que este origen sea necesariamente psicológico o anímico. El cáncer es una reacción celular y orgánica frente a diversos factores. Pero ocurre que un grupo de esos factores tiene que ver con el tema de este libro”, aclaró Agüero.
Emociones sanas
Para tener una mayor salud emocional, el especialista destacó que “es útil cualquier método que tienda a aliviar la sobrecarga emocional, ya sea yoga, meditación, terapias alternativas, taichí u otras disciplinas que ayuden a distenderse”. Pero en última instancia, lo que va a resolver los conflictos productores de enfermedades, serán aquellas terapias profundas. También el psicoanálisis si éste se aboca a los traumas emocionales evitando el abuso de tantos razonamientos. Además, otros abordajes como terapia jungiana, psicoterapia breve u otros, siempre que tiendan a resolver ese campo emocional afectado”.
Al conocer más a fondo la fisiopatología de las enfermedades, la medicina por lo general se mantuvo algo escéptica, en relación al origen psíquico o emocional de muchas enfermedades clínicas.
Para mantener un mejor equilibrio emocional “es importante aplicarse a asegurar lo que en el libro señalo gráficamente como las patas del Centauro, ese animal mitológico que era casi invencible porque sus 4 patas estaban bien afirmadas: una pata es el trabajo; otra pata es nuestro núcleo familiar; otra, nuestra actividad espiritual o artística, y otra, nuestro cuerpo. En un correcto balance, la salud emocional es posible”, concluyó Agüero.
Millones de personas sienten ira, estrés, angustia o dolor a diario. Lo que muchas veces no se tiene en cuenta es que estos estados, además de alterar el humor y el ánimo de quien los padece, son capaces de despertar o desencadenar condiciones potencialmente graves, desde una gastritis hasta un infarto. Así lo afirmó el doctor Arturo Agüero (MN 31603), médico psiquiatra e investigador del campo de la Medicina Psicosomática, autor del libro Emociones que enferman.
Si bien desde hace tiempo se clasificaron a ciertas enfermedades como “psicosomáticas”, es decir, con un componente psíquico y emocional importante, el autor propone una visión aún más profunda, en donde habla de un proceso de “autodestrucción” por lo común inconsciente, que puede culminar en una enfermedad que se manifiesta en lo físico.
Agüero, quien se desempeña como consultor en el Centro Integral de Nefrología y Trasplantes (CINT DAOMI), donde fue muchos años Jefe de Equipo de Psicopatología, subrayó que “el cuerpo se expresa, y lo que no se dice con la voz, se dice con el síntoma. Muchas enfermedades se relacionan con el estrés, con los conflictos. En el caso del infarto agudo de miocardio (IAM), muchos tienen como antecedente una gran carga emotiva. Otras son la artritis reumatoidea, las gastritis y enfermedades del aparato digestivo, que ya la clínica médica considera como psicosomáticas. El colon irritable, muchas alergias, enfermedades de la piel (eccema, dermatitis y otras), el lupus, el vitíligo, las enfermedades cerebrovasculares, la hipertensión arterial, la migraña de causa psíquica (jaqueca), la fibromialgia y hasta algunos casos de diabetes tipo 2 tienen una marcada relación con lo emocional“.
“La ira y el odio son factores de producción de muchas enfermedades, como agresividad vuelta hacia el interior”, afirmó el especialista, para quien “otros elementos que inciden son la sobreadaptación, el conflicto y el estrés, capaces de perturbar al organismo en diverso grado”.
En cuanto a las enfermedades autoinmunes, si bien no son consideradas psicosomáticas, cuentan con el antecedente de una fuerte carga emocional. Agüero incluye al cáncer (no todos) y a la enfermedad de Alzheimer (no todas) en este grupo, como una concepción “muy avanzada” dentro de la medicina.
La autoinmunidad ocurre cuando el organismo se ataca a sí mismo (= autodestrucción), y en estas enfermedades autoinmunes siempre existen detrás situaciones de muertes y/o pérdidas importantes no elaboradas, fracasos, estrés, cuadros de violencia, guerra o situaciones de prolongado dolor y sufrimiento, traumatismos violentos y no violentos, etc. Cada vez hay más enfermedades autoinmunes y se ignora el por qué, lo que hace pensar en una sociedad con más posibilidad de daño, puntualizó el médico.
La autodestrucción define la tendencia de un proceso –no muchas veces claro y casi siempre inconsciente- que produce un cambio en todo el cuerpo por el que se va destruyendo su propia organización. “No estoy afirmando que el cáncer tenga un origen determinado y que este origen sea necesariamente psicológico o anímico. El cáncer es una reacción celular y orgánica frente a diversos factores. Pero ocurre que un grupo de esos factores tiene que ver con el tema de este libro”, aclaró Agüero.
Emociones sanas
Para tener una mayor salud emocional, el especialista destacó que “es útil cualquier método que tienda a aliviar la sobrecarga emocional, ya sea yoga, meditación, terapias alternativas, taichí u otras disciplinas que ayuden a distenderse”. Pero en última instancia, lo que va a resolver los conflictos productores de enfermedades, serán aquellas terapias profundas. También el psicoanálisis si éste se aboca a los traumas emocionales evitando el abuso de tantos razonamientos. Además, otros abordajes como terapia jungiana, psicoterapia breve u otros, siempre que tiendan a resolver ese campo emocional afectado”.
Al conocer más a fondo la fisiopatología de las enfermedades, la medicina por lo general se mantuvo algo escéptica, en relación al origen psíquico o emocional de muchas enfermedades clínicas.
Para mantener un mejor equilibrio emocional “es importante aplicarse a asegurar lo que en el libro señalo gráficamente como las patas del Centauro, ese animal mitológico que era casi invencible porque sus 4 patas estaban bien afirmadas: una pata es el trabajo; otra pata es nuestro núcleo familiar; otra, nuestra actividad espiritual o artística, y otra, nuestro cuerpo. En un correcto balance, la salud emocional es posible”, concluyó Agüero.
lunes, 6 de febrero de 2012
Retomar la dieta al regreso de las vacaciones
Tras el merecido receso de verano, es usual que cueste reanudar un plan alimenticio saludable, luego de los naturales “desarreglos” vacacionales. En esta nota, diez consejos para encauzar las comidas diarias
Una vez terminadas las vacaciones de verano retomamos los hábitos del año y tenemos menos tiempo para nosotras mismas. Es sumamente importante no descuidar la dieta y además tener en cuenta las indicaciones para seguir una dieta saludable.
A continuación, 10 consejos clave:
1- Es importante no saltear ninguna comida del día. Si es posible sumar dos colaciones: media mañana y media tarde, así no se llega con hambre voraz a las comidas. Nunca dejar de comer para luego realizar una gran ingesta durante la cena.
2- Antes del almuerzo y de la cena consumir una taza de caldo light.
3- Para beber optar preferentemente por agua mineral. Pueden incluirse las gaseosas y los jugos light. No consumir alcohol porque aporta muchas calorías.
4- Aumentar el consumo de verduras. El plato debe estar compuesto por 2/3 de verduras. Disminuir la incorporación de harinas, grasas y carnes rojas.
5- Evitar todo lo relacionado con las comidas rápidas: papas fritas, aros de cebolla, hamburguesas o presas de pollo preparadas en los fast foods.
6- Evitar el aceite para cocinar, utilizar el rocío vegetal.
7- Las ensaladas crudas deben aderezarse con: una cucharadita de aceite de oliva o maíz, aceto balsámico, jugo de limón, queso blanco light. El aceite siempre es mejor aplicarlo con el rocío vegetal, para poder lubricar todas las verduras de la ensalada con mayor eficiencia.
8- Las infusiones como té, mate o mate cocido pueden beberse libremente. Puede incluirse leche descremada, hasta un vaso por día. Es importante tener en cuenta la ingesta de calcio por la osteoporosis. Si falta calcio en el cuerpo, la ingesta de lácteos debe ser mayor a la mencionada. Este último punto debe consultarse con el médico.
9- Es fundamental sumar a cualquier dieta actividad física acorde con nuestras posibilidades. Evitar por todos los medios el sedentarismo. Es el peor enemigo de cualquier dieta.
10- No abandonar la dieta a pesar de haber tenido un traspié. Caer en la tentación una vez, no significa que haya que abandonar todo el esfuerzo.
Una vez terminadas las vacaciones de verano retomamos los hábitos del año y tenemos menos tiempo para nosotras mismas. Es sumamente importante no descuidar la dieta y además tener en cuenta las indicaciones para seguir una dieta saludable.
A continuación, 10 consejos clave:
1- Es importante no saltear ninguna comida del día. Si es posible sumar dos colaciones: media mañana y media tarde, así no se llega con hambre voraz a las comidas. Nunca dejar de comer para luego realizar una gran ingesta durante la cena.
2- Antes del almuerzo y de la cena consumir una taza de caldo light.
3- Para beber optar preferentemente por agua mineral. Pueden incluirse las gaseosas y los jugos light. No consumir alcohol porque aporta muchas calorías.
4- Aumentar el consumo de verduras. El plato debe estar compuesto por 2/3 de verduras. Disminuir la incorporación de harinas, grasas y carnes rojas.
5- Evitar todo lo relacionado con las comidas rápidas: papas fritas, aros de cebolla, hamburguesas o presas de pollo preparadas en los fast foods.
6- Evitar el aceite para cocinar, utilizar el rocío vegetal.
7- Las ensaladas crudas deben aderezarse con: una cucharadita de aceite de oliva o maíz, aceto balsámico, jugo de limón, queso blanco light. El aceite siempre es mejor aplicarlo con el rocío vegetal, para poder lubricar todas las verduras de la ensalada con mayor eficiencia.
8- Las infusiones como té, mate o mate cocido pueden beberse libremente. Puede incluirse leche descremada, hasta un vaso por día. Es importante tener en cuenta la ingesta de calcio por la osteoporosis. Si falta calcio en el cuerpo, la ingesta de lácteos debe ser mayor a la mencionada. Este último punto debe consultarse con el médico.
9- Es fundamental sumar a cualquier dieta actividad física acorde con nuestras posibilidades. Evitar por todos los medios el sedentarismo. Es el peor enemigo de cualquier dieta.
10- No abandonar la dieta a pesar de haber tenido un traspié. Caer en la tentación una vez, no significa que haya que abandonar todo el esfuerzo.
jueves, 2 de febrero de 2012
El parto más allá de la semana 39 de embarazo
Postergar el parto más allá de la semana 39 de embarazo en las mujeres primerizas estaría asociado con un aumento del riesgo de complicaciones maternas.
Así surge de un análisis secundario de los datos de un estudio sobre la oximetría del pulso fetal en mujeres sin partos previos y con trabajo de parto espontáneo o inducido a la semana 36 de gestación o más. Se considera habitualmente que el plazo normal de un embarazo es de 40 semanas.
En American Journal of Obstetrics and Gynecology, el equipo del doctor Alan Thevenet N. Tita, de la University of Alabama, en Birmingham, explica que a medida que la edad gestacional aumentaba de la semana 39 a la 41 o más, también lo hacía significativamente el riesgo de que surgiera más de una complicación materna, como atonía uterina, transfusión sanguínea o infección en el periparto.
Los investigadores aseguran que “el riesgo de morbilidad materna y parto por cesárea, pero no de morbilidad neonatal, aumentaron significativamente a partir de la semana 39 de gestación”. Y dicen que “los resultados maternos y perinatales mejorarían si se considera el parto inmediatamente después de la semana 39 de gestación”.
Sin embargo, sostienen que no debería modificarse la práctica sólo por este u otros estudios observacionales, “teniendo en cuenta sus limitaciones”. Este, como otros resultados, “demuestran la necesidad de realizar un estudio clínico aleatorizado del enfoque del parto electivo al cumplirse la semana 39 (de gestación) versus el enfoque tradicional del manejo expectante hasta completar la semana 41″.
“Ese estudio es importante debido al aumento de las inducciones del parto en Estados Unidos y la disminución del 48 por ciento en 1990 al 33 por ciento en el 2007 de las mujeres que dan a luz a partir de la semana 40″.
Fuente: Reuters
Así surge de un análisis secundario de los datos de un estudio sobre la oximetría del pulso fetal en mujeres sin partos previos y con trabajo de parto espontáneo o inducido a la semana 36 de gestación o más. Se considera habitualmente que el plazo normal de un embarazo es de 40 semanas.
En American Journal of Obstetrics and Gynecology, el equipo del doctor Alan Thevenet N. Tita, de la University of Alabama, en Birmingham, explica que a medida que la edad gestacional aumentaba de la semana 39 a la 41 o más, también lo hacía significativamente el riesgo de que surgiera más de una complicación materna, como atonía uterina, transfusión sanguínea o infección en el periparto.
Los investigadores aseguran que “el riesgo de morbilidad materna y parto por cesárea, pero no de morbilidad neonatal, aumentaron significativamente a partir de la semana 39 de gestación”. Y dicen que “los resultados maternos y perinatales mejorarían si se considera el parto inmediatamente después de la semana 39 de gestación”.
Sin embargo, sostienen que no debería modificarse la práctica sólo por este u otros estudios observacionales, “teniendo en cuenta sus limitaciones”. Este, como otros resultados, “demuestran la necesidad de realizar un estudio clínico aleatorizado del enfoque del parto electivo al cumplirse la semana 39 (de gestación) versus el enfoque tradicional del manejo expectante hasta completar la semana 41″.
“Ese estudio es importante debido al aumento de las inducciones del parto en Estados Unidos y la disminución del 48 por ciento en 1990 al 33 por ciento en el 2007 de las mujeres que dan a luz a partir de la semana 40″.
Fuente: Reuters
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