El cansancio, la sensación de estar fuera de eje, los temores y las contracturas son problemáticas de las que nos podemos despedir haciendo reflexología. La reflexología es una práctica que busca estimular determinadas zonas del cuerpo para conseguir un mejor estado de salud general.
Los objetivos de la reflexología como terapia holística son:
- La armonización general.
- El alivio del estrés.
- El tratamiento de tensiones musculares generales y localizadas.
- El tratamiento de desequilibrios de huesos y articulaciones.
- El tratamiento de desequilibrios funcionales de los sistemas nervioso, circulatorio y digestivo.
- El tratamiento de desequilibrios emocionales y anímicos.
- Complementar la terapia del dolor y acompañar post operatorios.
Lo que se hace es acompañar al paciente mediante la estimulación de ciertos puntos de pies y manos –llamados puntos reflejo- para que armonice el cuerpo, reconozca y limpie sus emociones.
La rutina consiste en trabajar 20 minutos en cada pie, comenzando con el izquierdo (también conocido como el pie del pasado). Luego se pasa al pie derecho (que es el pie del presente y el futuro) con la intención de movilizar y puntualizar las zonas bloqueadas o de conflicto guiándose por la lectura corporal y lo que manifiesta el paciente. Durante la sesión, la persona tratada entra en estado alfa y el cuerpo acciona su mecanismo de autocuración.
Una vez terminado el encuentro, el trabajo del terapeuta sigue actuando por 48 horas regulando y armonizando las funciones del cuerpo.
Es una terapia ideal para las personas que padecen estrés y ansiedad, ya que se logra alcanzar un estado de meditación durante toda la sesión.
Por: María Elena Schiariti, terapeuta en reflexología
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