Tal vez no tienes claro si el vapor le viene bien o mal a tu piel. Apunta nuestros consejos.
Úsalo si...
Quieres potenciar el efecto de una mascarilla mediante calor, basta con hacerlo tras el baño. ¿La razón? El vapor abre los poros, lo que contribuye a que el producto purificante actúe en profundidad, eliminando esas células muertas e impurezas que se pueden llegar a acumular en los poros hasta darles un aspecto apagado e incluso crear granitos. Por eso, la eficacia de las mascarillas limpiadoras se potencia si, ya con el cutis limpio, se dejan actuar durante el baño o inmediatamente después.
Pero...
Aunque el vapor que desprende el agua caliente ayuda a abrir los poros, lo que ayuda a que se eliminen las impurezas y el sebo que se acumulan en ellos, a la vez se produce una reacción de irritación en la piel. Por ello, sobre todo en los cutis más sensibles y delicados, no es conveniente usar baños de vapor, pues se pueden agravar sus problemas. El vapor está especialmente vedado a los cutis sensibles y/o con rosácea.
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