jueves, 8 de diciembre de 2011

Comer poca sal es tan malo como comer mucha sal

Los médicos por años advirtieron que la ingesta elevada de sal incrementa el riesgo de presión arterial alta y otros problemas cardíacos, aunque estudios recientes comenzaron a cuestionar esa teoría.

Si bien se sabe que reducir el consumo de sal disminuye la presión, la investigación aún debe demostrar si eso se traduce en una salud cardíaca general mejor en la población.

Una amplia revisión de estudios publicada este mes sugirió que reducir el consumo de sal no mejoraría la salud de la población general.

En la última zaga del debate, expertos de la McMaster University en Canadá hallaron que las personas que consumían una cantidad moderada de sal tenían menor riesgo de desarrollar problemas cardíacos, mientras que quienes tenían dietas con alto contenido de sal presentaban más riesgo de ACV, ataque cardíaco y otros eventos cardiovasculares.

Los participantes del estudio que ingerían dietas con bajo contenido de sal corrían más riesgo de muerte por cardiopatía y de hospitalización por insuficiencia cardíaca, informó el equipo en Journal of the American Medical Association.

“Nuestros resultados destacan la importancia de reducir la ingesta de sal en aquellos que consumen dietas muy elevadas en sal y la necesidad de disminuir el contenido de sodio en los alimentos manufacturados que tienen mucha sal”, dijo el doctor Salim Yusuf, de McMaster, que ayudó a dirigir el estudio.

“No obstante, para aquellos con ingesta moderada (o promedio), aún es un interrogante abierto si una mayor reducción de sal en la dieta será beneficiosa“, añadió. Según los investigadores, la mejor forma de establecer eso sería con ensayos clínicos amplios.

La medida justa

Para el estudio, el equipo evaluó los niveles de sodio y potasio hallados en una muestra matutina de orina tomada de casi 30.000 personas en dos ensayos clínicos.

Luego de unos cuatro años, cerca del 16 por ciento de los participantes tuvo algún tipo de episodio cardíaco. Los autores luego observaron la correlación entre el consumo de sal y el riesgo de problemas en el corazón. Como sucedió en estudios previos, la ingesta elevada de sal -entre 7 y 8 gramos de sodio diarios- fue dañina para la salud cardíaca.

Pero un consumo bajo de sal -menos de 3 gramos por día- también implicó mayor riesgo de muerte por problemas en el corazón y hospitalización por insuficiencia cardíaca.

Los investigadores señalaron que los resultados podrían desafiar las guías alimentarias estadounidenses, que recomiendan consumir menos de 2,3 gramos de sodio por día, o 1,5 gramos en las personas que corren más riesgo de hipertensión o enfermedad cardíaca.

Una cucharadita de sal, o aproximadamente 5 gramos, contiene 2,3 gramos de sodio. En un comentario en la misma revista, el doctor Paul Whelton, de la Tulane University en Nueva Orleans, indica que los resultados del estudio deberían leerse con precaución, y señala problemas con la forma en que los investigadores estimaron la ingesta de sal en base a una única muestra matutina de orina.

Whelton manifestó que el aumento de los episodios cardíacos en el estudio estaría relacionado con enfermedades subyacentes.

En general, indicó Whelton, los argumentos científicos en pos de la reducción de la cantidad de sal en los alimentos procesados siguen siendo fuertes y la “evidencia disponible no respalda el desvío de la meta establecida de disminuir la exposición dietaria al sodio en la población general”.

La presión arterial elevada, o hipertensión, es uno de los principales disparadores de ACV, infarto y otras enfermedades cardiovasculares, las cuales en conjunto representan la mayor causa de muerte en el mundo y cuestan la vida de más de 17 millones de personas por año.

Fuente: Reuters

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