miércoles, 6 de mayo de 2009

Dormir bien y sus beneficios

Lograr una rutina de sueño ordenada y equilibrada permite evitar los dolores musculares y el aumento de peso, además de disminuir la intensidad de las cefaleas, entre otros


Dormir es una ceremonia y como tal posee particularidades y complicaciones, sobre todo en el caso de aquellos que lo hacen acompañados. Por eso es necesario prestar atención a diversas herramientas que pueden facilitar el buen descanso.

Entre las principales, se cuentan el armado de una rutina de sueño que se repita y respete diariamente -salvo justificadas excepciones- aunque también la elección de una cama, una postura y también por qué no ropa cómoda; y la eliminación -al menos en las horas previas a acostarse- de determinadas sustancias que pueden alterar la vigilia.

Dormir cómodo, una de las claves para logar un buen descanso
"Paso muchas más horas de las que quisiera en el trabajo y cuando finalmente logro acostarme empiezo a dar vueltas por múltiples motivos. Desde la lucecita del televisor, un ruido afuera del dormitorio, un movimiento de mi mujer o, más complicado aún, algún dolor que me aqueje como consecuencia, por ejemplo, del estrés o la mala postura; todo es una complicación. A veces pienso que tengo un problema fisiológico, otras sencillamente que soy muy 'mañero' pero la cuestión es que suelo dormir mal y eso evidentemente repercute en cómo me siento al día siguiente", refiere Alejandro, un médico de 42 años que vive con su mujer y tres hijos.

El tema de las "mañas" o costumbres ha sido ampliamente tratado por diversos especialistas, pues si bien es verdad que cada persona posee sus formas para dormir, lo cierto es que hay algunas pautas que deben tenerse en cuenta y que convierten a las horas de sueño y el buen descanso en una cuestión clave para escaparle a los dolores musculares, las cefaleas, el aumento de peso, el mal humor y la somnolencia aunque también y paradójicamente al insomnio.

¿Por qué? Porque el insomnio es una consecuencia a mediano o largo plazo de alteraciones permanentes en el ciclo de vigilia que de acuerdo con lo expresado a Pro-Salud News por el doctor Daniel Cardinali, profesor titular y director del departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), debería ser de "mínimo entre siete y ocho horas porque, de lo contrario, la programación fisiológica se altera y empiezan a surgir cambios. Uno de los más evidentes es el aumento de peso, más allá de las alteraciones en el estado de ánimo y la capacidad para prestar atención, manejar o trabajar".

¿A qué prestarle atención?
Tomando como punto de partida que cada persona es diferente y posee tiempos y posibilidades distintas, es necesario adaptar la rutina de sueño a cada hombre, mujer, niño o anciano. No obstante, hay algunos puntos que no deben faltar.

El primero de ellos es, justamente, el establecimiento de un esquema de horarios que se repita diariamente, salvo excepciones. Traducido, esto significa siempre irse a dormir y levantarse aproximadamente a la misma hora, procurando relajarse y despejar la cabeza antes de acostarse.

En este sentido, no es recomendable irse a la cama inmediatamente después de haber comido, tenido una discusión o haber estado trabajando o mirando una película de terror, por mencionar algunos ejemplos.

En segundo término, cabe destacar el rol de la alimentación. Las comidas hipercalóricas, o abundantes dificultan y retrasan la digestión haciendo que la persona se sienta "pesada" y le cueste respirar. Más aún, en posición horizontal. ¿El secreto para esos casos?: realizar una caminata.

Finalmente, la cama, la almohada, la ropa con la que se duerme y la elección de una postura adecuada (de costado se facilita la respiración) es fundamental. En caso que no se soporte la luz, los ruidos o que la pareja ronque, se puede optar por la utilización de tapones para los oídos y el clásico antifaz de los aviones que, además, favorece el descanso de los ojos.

"Siempre es muy importante interrogar al paciente acerca de sus costumbres y hábitos asociados con el momento de irse a dormir; sus horarios de vigilia-sueño y las actividades que realiza durante el día, así como también sobre la probable existencia de alteraciones del sueño que pueda haber padecido, en algún momento de su vida. Eso facilitará el esquema de un tratamiento que le permita aprovechar más las horas de sueño y descansar mejor", señaló en diálogo con esta agencia el doctor Arturo Garay, médico especialista en trastornos del sueño y presidente de AAMSUE.

El buen dormir y los trastornos de déficit de atención
Las conclusiones de un estudio realizado por el equipo de la doctora Susan Shur-Fen Gau del Colegio de Medicina y Salud Pública de la Universidad Nacional de Taiwán indican que la detección y el tratamiento de los trastornos del sueño podrían ayudar a los chicos que han sido diagnosticados con Trastornos por Déficit de Atención, dado que ambas patologías comparten síntomas y manifestaciones clínicas y fisiológicas.

La investigación -que aparece publicada en la más reciente edición del journal Sleep- consistió en el análisis de 281 chicos de entre 10 y 17 años que padecían ADHD (tal las siglas de esta afección en idioma inglés), muestra que la probabilidad de sufrir trastornos del sueño, pesadillas, terrores nocturnos, ronquidos y bruxismo se incrementa entre dos y tres veces en los chicos con déficit de atención.

"En algunos casos, los síntomas del ADHD están provocados o exacerbados por la presencia de trastornos del sueño de carácter primario que si son tratados a tiempo pueden mejorar el cuadro", consignó Shur-Fen Gau.

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