miércoles, 3 de febrero de 2010

Luego de estudiar a más de mil matrimonios, científicos determinaron que es posible realizar una ecuación matemática que avala su descubrimiento acerca de la felicidad matrimonial.

Para el estudio que fue publicado en la revista European Journal of Operational Research, los autores entrevistaron a 1.534 matrimonios y parejas estables hace ya cinco años y volvieron a contactar a 1.074 para analizar cuántas de ellas seguían felizmente juntas.

En relación a la edad, los científicos descubrieron que si la mujer es cinco o más años mayor que su compañero tiene tres veces más probabilidades de divorciarse, y en las parejas en las que la mujer es por lo menos cinco años menor, se evidenció el menor número de fracasos, según publicó el sitio En Plenitud.

En tanto, revelaron que la mujer no debe haber tenido antes ningún matrimonio.

En otro orden, las mujeres que tenían una educación superior a la de su pareja tenían ocho veces más oportunidades de permanecer casadas. Mientras que las parejas en los que ambos miembros no tuvieron estudios no lograron funcionar, y en aquellas en los que ambos tuvieron un nivel educativo se registró la mitad de las separaciones.

Para la socióloga argentina Priscila Marlasca, más allá de los cálculos matemáticos, "las parejas deben aprender a optimizar el rendimiento del matrimonio para reducir los fracasos, lo que se suele ver es que hombres y mujeres se buscan entre sí teniendo muy en cuenta el nivel socio cultural. El tema de la edad es cierto, las mujeres los prefieren más grandes que ellas, si son unos cuantos años mejor, y para los hombres nada mejor que una mujer más joven".

Más allá de pociones mágicas, claves para un matrimonio feliz
La comunicación y la comprensión son dos actitudes que hay que enriquecer y fomentar diariamente.

La complicidad y las actividades placenteras en común.

Pasar tiempo con otras parejas ayuda a compartir problemas y ver las soluciones de manera más natural sin enfrascarse en cada inconveniente como si cada uno fuera el final de la relación.

Los paseos o pequeños viajes a solas (si es que no hay hijos) son claves para realimentar la relación.


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