viernes, 28 de noviembre de 2008

Los arandanos y sus beneficios para la salud


cada vez es más frecuente encontrar arándanos en los mercados y recetas de los países mediterráneos. La ‘culpa’ la tiene (además de sus propiedades culinarias) su acción beneficiosa para el organismo. Estos son algunos ejemplos:

-Según distintas investigaciones, el consumo de arándanos (en especial los rojos) ayuda a evitar las infecciones urinarias o la cistitis que hoy día padecen dos de cada cinco mujeres sólo en España. Los estudios realizados han descubierto que los taninos condensados que contienen estos frutos tienen una sustancia llamada proantocianidina de efecto antiadherente (también presente en el chocolate y las uvas) que impide que las bacterias escherichia coli se fijen a las paredes de las vías urinarias, sobre todo, de la uretra y la vejiga.

-Este mismo efecto antiadherente explica que el consumo regular de arándanos evite la formación de la placa bacteriana en los dientes y las inflamaciones de las encías, provocadas por la bacteria streptococcus mutans, y también de la bacteria estomacal que provoca úlceras e incluso cáncer de estómago.

-Otra de las aportaciones beneficiosas de los arándanos es su elevado contenido en antioxidantes (bloquean el efecto nocivo de los radicales libres), que ha hecho que se les incluya dentro de los productos ‘antienvejecimiento’.

-Por otro lado, su importante porcentaje de flavonoides y polifenoles evita la oxidación del colesterol malo, protegiendo así el corazón.

-Asimismo, si se consumen en estado fresco tan sólo aportan 30 calorías por cada 100 gramos de producto.


Presentación:
Frescos: suelen adquirirse en bolsas perforadas o cajas de plástico y duran varias semanas en el frigorífico. Su sabor puede ser algo ácido, por lo que se recomienda cortarlos por la mitad, añadir 50 g de azúcar por cada 200 g de bayas y dejarlos reposar durante unos minutos antes de consumirlos.

En néctar: se bebe tal cual o mezclado con agua, otros zumos o en cócteles con o sin alcohol.

En jalea o salsa: como acompañamiento de carnes rojas, carnes de caza (ahora de plena temporada), quesos, o en el desayuno, para untar en rebanadas de pan tostado o en galletitas.

Desecados: para un aperitivo rápido o como ingrediente de ensaladas, con los cereales, para hacer tartas o bizcochos, etc.

En polvo: como complemento alimenticio, en forma de pastillas o cápsulas. Se adquieren en farmacias o herbolarios.




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