El sedentarismo, los cambios hormonales, los trastornos hepáticos o renales... son diversas las causas que hacen que se produzca una retención de líquidos en el organismo, entre las que también figura (y de forma muy destacada) el exceso de sodio en la dieta. Por ello, si queremos controlar el problema será necesario seguir una alimentación baja en sal (principal fuente de sodio) y prestar atención a los alimentos que incluimos en el carrito de la compra cuando vamos al mercado. En este sentido convendrá tener en cuenta:
Entre los productos a evitar, y por tanto, los que mayor cantidad de sodio contienen, se encuentran los embutidos, platos precocinados o enlatados (pizzas, lasañas, canelones, croquetas, empanadillas, sardinas, ahumados, salazones, conservas...).
También son ‘enemigos’ de la dieta todos los aperitivos envasados como patatas chips, frutos secos, pipas con sal...
En cuanto a las carnes, las más ricas en sodio son las de cerdo, pato y todas las vísceras. No lo son tanto la ternera, la carne de vaca, el pollo, el pavo y el conejo.
Respecto a los pescados podrá comer con total libertad merluza, pescadilla, lenguado o dorada, siempre y cuando se cocinen con muy poca sal.
Una buena idea para reducir el consumo de sal es sustituirla por hierbas aromáticas, cebolla, ajo u otras especias que darán una dosis ‘extra’ de sabor.
Incremente el consumo de frutas y verduras (son diuréticas) y beba mucho agua. Ésta diluye las sales por lo que se eliminarán más fácilmente.
Recuerde que el ejercicio (nadar, caminar, andar en bici...) también ayuda de forma muy favorable a eliminar el exceso de líquidos.
Dietas para controlar +la retención +de líquidos
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