La masticación lenta permite al alimento mantener mayor tiempo de contacto con las enzimas digestivas, quienes ayudan a metabolizar los nutrientes, con una mejor absorción de los mismos.
Al masticar en forma rápida, los alimentos no se preparan correctamente para ser metabolizados por el intestino delgado, quien es el responsable de absorber los nutrientes aportados por los alimentos, ya que el primer proceso mecánico de la digestión no se cumple en su totalidad, según publicó el sitio Nutrar.
El proceso de masticación permite también que los alimentos necesiten más tiempo para llegar al estómago, dando tiempo al cerebro para recibir, estimular y enviar un mensaje de saciedad, que demora aproximadamente 20 minutos. Por lo tanto, la persona que come lentamente y mastica muy bien los alimentos, rara vez sienta la necesidad de repetir un plato de comida.
La recomendación en la elección de alimentos y preparaciones para controlar el peso, no olvidan estos procesos, por lo cual la incorporación en las comidas de alimentos resistentes a la masticación es muy útil.
El preparar alimentos en trozos y no en purés, elegir ensaladas con vegetales más resistentes como apio, repollo, hinojo, zanahoria en rodajitas o trozos, permite lograr esa mayor saciedad en el proceso digestivo.
La elección de frutas crudas como postre, en reemplazo de postres, o preparaciones con sabor dulce pero sin resistencia a la masticación, va a dar como resultado la necesidad de más de una opción dulce.
Como conclusión podría decirse que cuanto más se mastica menos se come: es una estrategia muy simple para poner en práctica.
Comer despacio para no engordar
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