jueves, 18 de septiembre de 2008

Las beta endorfinas




Los que practicamos deporte hace años, sabemos porque necesitamos cada día
realizar algún tipo de actividad física, y si por cualquier motivo, no podemos realizar
dicha actividad física, se nos pone un carácter casi insoportable, estamos nerviosos,
inquietos, por suerte para nuestros seres queridos, este estado es pasajero, y se elimina
realizando algún tipo de actividad física, siendo la carrera continua una de las más
sencillas y fáciles de realizar, ya que solo se necesitan unas zapatillas de correr, una
camiseta y un pantalón corto, y a la calle hacia un parque público.
Correr contribuye a mejorar nuestro estado mental, también ayuda a las personas
con problemas depresivos y eleva de forma general el estado de ánimo. Los
neurofisiólogos se ocuparon de investigar este asunto hace tiempo y hallaron la
verdadera causa de este beneficio psíquico: la secreción de beta-endorfinas.
¿Endorfinas?
Las endorfinas se pusieron de moda a finales de los años setenta, cuando los
fisiólogos publicaron resultados de investigaciones que explicaban así ciertas “euforias”
o momentos de ausencia de fatiga que experimentan los corredores de maratón después
de haber recorrido muchos kilómetros.
Algunas líneas de investigación siguieron adelante, pero no se avanzó demasiado
en su conocimiento. ¿Qué sabemos realmente acerca de estas sustancias?
Las endorfinas se sintetizan en el cerebro de forma natural y su efecto principal se
centra en elevar el umbral del dolor, (en otras palabras, hacer que el estímulo tenga que
ser mucho más intenso para ser percibido) y retrasar así la llegada de la fatiga en el
esfuerzo físico. Se trata de sustancias que siempre han atraído mucho a los
investigadores ya que son compuestos similares a los derivados del opio.
Las últimas publicaciones acerca de las beta-endorfinas muestran su amplio
abanico de influencias sobre las funciones humanas. Procesos como la memoria, el
aprendizaje, la regulación del apetito, la irritabilidad e incluso el tabaquismo están
condicionados por el efecto de las endorfinas. Sin embargo, al deportista le afectan
especialmente dos de sus acciones: la elevación del umbral del dolor (a mayor presencia
de endorfinas, menor sensación de sufrimiento) y la respuesta al estrés. Es ya un hecho
comprobado que el estrés derivado del ejercicio físico tiene como consecuencia un
aumento de la cantidad de endorfinas presente en la sangre y en el líquido del sistema
nervioso. Todos hemos participado en numerosas competiciones, algunas de ellas, con
frío, con lluvia, y la gran mayoría de los participantes, estamos en pantalón corto y en
camiseta sin mangas, aparentemente sin frío.
Algunos estudios.
Algún investigador sugiere que debido a la acción de las endorfinas, cuando un
deportista corre unos diez kilómetros puede experimentar una sensación agradable ya
que durante ese tiempo se produce un dominio momentáneo de la función de la mitad
derecha del cerebro (considerada como la artística e intuitiva) sobre la izquierda (en la
que reside la lógica).
El cerebro juega un papel fundamental en el deporte, no sólo a la hora de la
mentalización con vistas a una determinada competición sino también como un factor
limitante del ejercicio o como fuente de aviso de un posible sobreentrenamiento. Los
LAS BETA-ENDORFINAS Y EL CORREDOR
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fisiólogos del deporte se centran cada vez más en la investigación de la actividad
cerebral y su influencia en el rendimiento de los corredores.
Un investigador de mayor prestigio en Fisiología, tras llevar a cabo una larga serie
de trabajos acerca de la influencia del cerebro en el rendimiento de un corredor, ha
formulado la llamada “teoría del sistema nervioso”, éste investigador fue en realidad el
primero en resaltar que la fatiga estaba muy relacionada con el cerebro y ha afirmado de
forma concluyente. “Si un corredor quiere mejorar su resistencia, debe olvidarse de
carbohidratos, del umbral anaeróbico, del control de las pulsaciones, las bebidas
energéticas, y todo eso que está de moda. Si realmente uno quiere entender y controlar
sus sensaciones de fatiga, sólo debe prestar atención a su cerebro”.
Intentaré explicarlo de manera sencilla.
Limitar la serotonina.
Los estudios de este investigador se centraron en la investigación de los niveles
de serotonina, otra de las sustancias claves en nuestro cerebro. La serotonina parece ser
un inhibidor de la acción estimulante que se produce al liberarse adrenalina. La
hipótesis de este investigador se centra en buscar la manera de limitar la secreción de la
serotonina, que entre otras causas, parece que produce somnolencia, un efecto
totalmente contrario a lo que deseamos tener durante una competición o un
entrenamiento.
Muchos investigadores, consideran actualmente que el estudio de las sustancias
cerebrales (llamadas neurotransmisores) puede representar un nuevo camino de cara a
mejorar el nivel de un deportista. La mayoría de los científicos opina que la disminución
de serotonina en el cerebro mejorará el rendimiento físico.
De hecho, existen “señales” que el cerebro emite en muchas ocasiones y pueden
ser de utilidad al corredor. En concreto, el famoso síndrome de sobre-entrenamiento,
que está muy vinculado a la actividad cerebral. El triptófano (un aminoácido) parece
estar implicado en los estados de exceso de entrenamiento. La presencia de altos niveles
de esta sustancia en el líquido cefalorraquídeo, tiene como consecuencia un aumento de
la fatiga, de la somnolencia, de la supresión del apetito e incluso una elevación de la
temperatura corporal.
El triptófano se transforma en serotonina en el cerebro y a su vez hará aumentar la
secreción del amoniaco, con lo que los efectos negativos del exceso de entrenamiento se
hacen mayores, puesto que el músculo encuentra dificultades para la eliminación del
amoniaco, al ser un producto de desecho originado tras la descomposición de las
proteínas. Al aumentar el amoniaco en la sangre, se genera una sobreexcitación que
impide descansar al deportista. Siendo este un signo infalible. Puesto que aquellos
deportistas que no duermen bien, aunque estén cansados por el ajetreo diario (trabajar,
estudiar, entrenar, vida social…) es muy posible que estén en una situación de exceso de
entrenamiento.
Estudio curioso.
Una prestigiosa revista de Fisiología Deportiva comentaba sobre las betaendorfinas
(a las que califica como “esas misteriosas sustancias estimulantes que genera
el cerebro humano”). En concreto se investigaba su secreción en los dos sexos, como
respuesta al ejercicio físico. A pesar de que en muchas ocasiones se relacionó la
producción de estas sustancias con el ciclo menstrual de la mujer, dicha investigación
concluye que no existen diferencias en la secreción de las beta-endorfinas entre
hombres y mujeres, y que en las mujeres, la fase del ciclo menstrual tampoco afecta.
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Dicha investigación fue realizada con la participación de 24 deportistas (12
hombres y 12 mujeres) que llevaron a cabo esfuerzos físicos de diferente intensidad en
el cicloergómetro. Las concentraciones de beta-endorfinas, medidas en sangre, se
mantuvieron constantes hasta que el esfuerzo físico alcanzó el 80% del Consumo
Máximo de Oxígeno, momento en el que comenzaron a incrementarse.
La investigación demuestra que esta respuesta al ejercicio físico es igual en ambos
sexos.
Es decir, el hombre y la mujer perciben por tanto una respuesta placentera de
similar intensidad en relación con el ejercicio físico. Con razón los que corremos
asiduamente, disfrutamos de ese “placer”.











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